jueves, 19 de junio de 2008
Trash Culture Connoisseur
¿Trash Culture? ¿De qué hablamos?
Hace ya unos años, Jordi Costa realizó una exhibición en Barcelona, y en diálogo con Catalina Serra merodearon una definición en estos términos:
"Quien ha acuñado el concepto de trash culture ha sido el mundo anglosajón, y es algo que se ve en la exposición", reconoce Costa. Es el caso, por ejemplo, de una sala que se dedica a la pintora estadounidense Margaret Keane, de gran éxito comercial en su país, con unos cuadros de niños desvalidos de grandes ojos, pero prácticamente desconocida en España excepto para iniciados.
El caso Keane es, en cierta manera, similar al de Ed Wood, "el peor cineasta de la historia", que alcanzó gran popularidad fuera del circuito de los entendidos gracias al filme sobre su figura que realizó Tim Burton. O al de cantantes como Haino, Luixy Toledo, Daniel Johnston, el mismísimo Raphael o la famosa Tamara. Algunos son éxitos de la cultura popular, pero al mismo tiempo son reivindicados por diferentes colectivos, que los han transformado en fenómenos "de culto".
"La cultura popular es algo mucho más amplio que englobaría todas las formas no elitistas del arte. Tiene que ver con los gustos mayoritarios y la moda de una época", indica Costa. "La cultura basura, en cambio, es una pequeña barricada que intenta cuestionar cuál es el lugar del arte y la cultura tanto en relación a la cultura de élite como al gusto popular mayoritario". En este sentido, indica, es una consecuencia del proceso iniciado con las vanguardias de principios de siglo, "pero mientras Duchamp, cuando firmó su urinario, situaba al artista como el único que podía decidir lo que era y no era arte, en la cultura basura el centro es el espectador, que es quien decide qué obra le provoca una experiencia estética y emocional". Y advierte: "No todo vale. No se entroniza cualquier cosa, sino aquellas que en los subterráneos de la cultura oficial destacan por su singularidad, excentricidad, autenticidad y diferencia".
Lo curioso, y lo que diferencia la cultura basura de otras formas de culturas alternativas como el gore o el cómic underground, es que no hay una voluntad por parte del artista de que su producto sea cultura basura. Es el espectador, y no el creador, el que, primero a través del humor y después de la fascinación o el reconocimiento, lo sitúa en esta categoría. "Lo interesante es que nos convierte a todos en teóricos, porque obliga a explicar por qué se aísla un fenómeno y qué tiene de extraordinario", indica Costa.
Basta echar un vistazo a nuestro entorno, cosa que también hace la exposición a través de vídeos y montajes de programas televisivos, para constatar que la cultura basura está en constante evolución. Por eso, comenta Costa, si ha comenzado con los entrañables freaks, acaba con un apartado dedicado a páginas web personales, que reflejan hasta qué punto los "monstruos" ahora somos todos."
Un blog abandonado, "Trash Culture Connoisseur" se propuso hace tres años ensayar sobre el fenómeno. Pero se cansó pronto. Una lástima, porque este posteo estaba muy bien. ¿El abandono software de la web 2.0 señala otro comienzo posible de trash culture?
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