lunes, 8 de febrero de 2010

Stranglers & Arteca



Cada cual tiene sus blogs (los que no podemos dejar de leer). Fundamental en mis lecturas es el Arteca Sketchbook, de un poeta que leo y sigo hace años, el siempre estimulante Mario Arteca (recomendadísimo).
En su bitácora pueden encontrar pequeñas joyas como ésta.


"Algo está pasando y está sucediendo ahora mismo / Eres demasiado ciego para verlo", dice este tema superclásico de The Stranglers. Pero si es demasiado ciego, la ceguera resulta real, absoluta, prácticamente fuera de cualquier tropo o posible metáfora (aquella que dice que "no hace falta ver para abrir los ojos": una estupidez insostenible). Cuántas veces al día escuchamos de frases semejantes (no la de The Stranglers, sino la dicha unos sintagmas después), qué océano de deshechos crece alrededor de estos giros de hipocresía, de talento ralentizado, de sentido común propuesto como categoría filosófica. Ya hablamos del sentido común. No hace falta referirnos a él. Y al recordar esa frase en el video (véanlo completo, ya lo leerán), no se puede dejar de pensar en cuánta producción destilada funciona en esa máxima feminista, creada por la periodista y educadora Irina Dunn, en 1970. En esa fuera de coincidencia ("una mujer sin un hombre...", que replico en el título de a entrada) se percibe la fuerza de la tristeza, del vacío más elemental y menos contemplativo, como una búqueda cerrada antes de comenzar la exploración del tema. Dar por concluido. Más allá de esto, en el verso de la canción de The Stranglers, hay un punto esencial que merecería la pena descifrarlo. Algono sólo ocurre, sino que hay una precisión temporal muy marcada: ahora mismo. El verso traspasa la temporalidad del gerundio, lo ahorra con el objetivo de disolver su efecto nocivo, su capacidad de violar la gramática y volver sólo un punto débil en una frase berreta. Pero ese ahora mismo, ese super-presente congelado por el diminutivo del tiempo, trabaja como un hierro incandescente sobre los ojos de aquellos que ven pasar, pero no pueden tomar para sí la realidad. Por eso son doblemente ciegos, y es aquel demasiado, escrito como un antes y un después, jamás durante. Antes era ciego; ahora que la realidad está encima, todo es aún menos visible. Algo está ocurriendo. La venda que nos cubre tiene el color de sus ojos."

Otra joya que leí hoy en La Nación: la versión de Oliverio realizada por Delius.