La pinta nunca es lo de menos. Los fans pueden desconocer hasta el más simple de los acordes, pero sin dudas saben en qué negocio podrán conseguir un clon de la remera de sus ídolos. A propósito, ¿existe un fashion local? Y de ser así, ¿cuál es su historia? Es en estas coordenadas en las cuales Prêt-à-Rocker, de Victoria Lescano, se impone como un fabuloso relato de investigación periodística.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
Prêt-à-Rocker
Sobre Prêt-à-rocker, de Victoria Lescano
Las tribus urbanas son otro de los productos culturales derivados de el fashion del rock. Recuerdo haber leído en los ’80 que el público tendía a agruparse no tanto por la estética musical como por la visual, siempre centrada en el vestuario. Existieron entonces ocasiones en las cuales una canción podía ser una avanzada de cualquier género, hasta el momento en el cual la imagen de los músicos lograba imponerse. Y es que en el rock el look dice tanto y resulta tan estratégico como los sonidos. También, por supuesto, en otros géneros: las elecciones de vestuario resultan todo un manifiesto.
La pinta nunca es lo de menos. Los fans pueden desconocer hasta el más simple de los acordes, pero sin dudas saben en qué negocio podrán conseguir un clon de la remera de sus ídolos. A propósito, ¿existe un fashion local? Y de ser así, ¿cuál es su historia? Es en estas coordenadas en las cuales Prêt-à-Rocker, de Victoria Lescano, se impone como un fabuloso relato de investigación periodística.
La pinta nunca es lo de menos. Los fans pueden desconocer hasta el más simple de los acordes, pero sin dudas saben en qué negocio podrán conseguir un clon de la remera de sus ídolos. A propósito, ¿existe un fashion local? Y de ser así, ¿cuál es su historia? Es en estas coordenadas en las cuales Prêt-à-Rocker, de Victoria Lescano, se impone como un fabuloso relato de investigación periodística.
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