jueves, 25 de septiembre de 2008

Clásico


"Veamos la noción de los clásicos, que es un invento moderno, un invento del régimen estético. Antes se empleaba la distinción entre los antiguos y los modernos. La sola idea de “los clásicos” servía para re-calificar y re-inscribir la literatura antigua en el presente. En los siglos XVII o XVIII nadie representó nunca a Sófocles o a Esquilo –eran reverenciados, pero no representados–, y ahora sí. El asunto es que el régimen estético permite coexistir a las viejas formas con las nuevas. Es fascinante si se piensa en el cine, y específicamente en Hollywood: reinventó definiciones de géneros, y las viejas separaciones desaparecieron. Por ejemplo, en las grandes producciones de Hollywood, la idea de acción y trama era la misma que la del teatro en el siglo XVIII. Esto también significa que el régimen estético es un régimen de ambivalencia. La experiencia estética es la experiencia de lo ambivalente y se constituye como una disrupción. En Kant y Schiller, por ejemplo, existe una especie de experiencia que se distingue de las conexiones ordinarias de ella. Al mismo tiempo, lo sabemos, al estar desconectada de la organización jerárquica de lo sensible, se convierte en la base de una nueva idea de revolución y de comunidad en la que la gente es igual como criaturas sensibles y no sólo como ciudadanos. De modo que el régimen estético aportó una nueva forma de pensamiento ético. Es claro que el arte revolucionario es una especie de titubeo entre la idea de experiencia estética y la del arte que se supone que crea formas nuevas de vida, que se suprime a sí mismo. Lo que quise hacer es sustituir los conceptos teleológicos y la necesidad histórica por categorías que nos ayuden a entender el enredijo de lógicas diferentes."
Jacques Rancierè
Leído en Fractal.