jueves, 23 de octubre de 2008

Reality cyborg

Un ensayo de materiales de intimidad anfibia

I. Tenemos la certeza de que Bruce Wayne, Clark Kent, Diana Prince o Peter Parker son personalidades simuladas. Sin embargo ¿cuánto hay de ellos en Batman, Superman, la Mujer Maravilla o el Hombre Araña? Imposible darnos una idea de la medida en que esas otras personalidades los afectan.


Pero seguro que no están ni cerca de la radicalidad física y emocional que plantean otras duplas ocurridas en el mismo cuerpo, como sucede con el Dr. Bruce Banner y Hulk, o sus antecedentes directos, el Doctor Jeckyll y Mister Hyde. ¿Qué porcentaje del extraño insecto ya existía en Gregor Samsa antes de su transformación? ¿Cómo radiografiar el perfecto punto intermedio, ese cenit biológico donde, aunque sea por unos segundos, logran estar perfectamente equilibrados los que siempre percibimos como extremos? Ahora recuerdo una escena de la película La Mosca, de Cronenberg (remake de la adaptación de una novela rusa), en la que la transformación es insidiosamente progresiva, invitando al espectador a acompañar la temible mutación. Un aceptable ejemplo para dar cuenta de mi intención actual: realizar, con el capricho y la minuciosidad del diario íntimo en tanto soporte, un fino paneo del imaginario que habita en la intimidad de nuestras vidas en el ciberespacio. Y el modo en que esta experiencia nos afecta en nuestras vidas unplugged.

II. Incluso en aquellos que lo niegan, el grado de adicción al ciberespacio es culturalmente muy alto y sigue creciendo. ¿Con qué frecuencia chequeás tus mails o utilizás Google? Con el chat (esto está profusamente estudiado) muchas personalidades comenzaron a expandirse. Actuaciones articuladas en el tipeo, la esquizofrenia digital fue depurando sus estilos a una velocidad asombrosa. Otros juegos de ficción terminaron por contaminar la cotidianeidad. ¿La realidad había comenzado a mentir?


Ficcionalizar poco tiene que ver con el engaño. Más exactamente, ficcionalizar es instaurar otro régimen de narración, jamás consensuado del mismo modo. Kant after the cyberspace: hace más de una década que el antropólogo Marc Augé comenzó a insistir con los repartos desiguales y alterados entre ficción y realidad en nuestra rabiosa actualidad. Al fin de cuentas, la realidad es información compartida; información perceptiva evaluada, debatida y consensuada que desborda sus propios parámetros. ¿De qué otra materia se componen los diarios íntimos? Más que nunca, nos debatimos en una vida anfibia: entre la física de nuestros átomos y los bits que manipulamos desde las computadoras, que nos resultan tan inmediatas como cualquier otro mueble (al menos como el espejo que invitaba a pasear a aquella célebre niña inglesa llamada Alicia).

III. Es un modo de explorar e investigar al mundo entre tantos otros: practico la curaduría al modo de un ensayo en 3D. Mis intenciones cuando propongo una estrategia de objetos o acciones en el espacio (físico) no distan demasiado de las que despliego cuando escribo; al fin de cuentas no soy sino un ensayista que avanzó hacia la acción curatorial. Pero hace tiempo vengo sumándole una filosa dimensión hacker, que cada vez se me vuelve más y más necesaria. Sí, sí: soy un curador hacker. Y lo que más me interesa del arte son los imaginarios que pone en juego. Esa imaginación peligrosa (sutil, bestial, incluso tantas veces imperceptible o digna de escándalo) que transforma nuestras formas de vida para siempre. Imaginación que hoy atraviesa tiempos de ciberespacio y una cada vez más sobre expandida cultura pop (de la cual el arte pop de los sesenta es sólo un capítulo entre tantos). Mi primera educación, como la de tantos de ustedes, se dirimía en el esplendente binomio Anteojito / Billiken. La intimidad de la Historia que conozco, como es evidente, me fue revelada en los infinitos remixes de los universos de Constancio Vigil y García Ferré.


IV. Hace casi un año reescribí en mi blog aquel precioso apotegma de Virginia Woolf: «seamos triviales, seamos íntimos.» ¿Qué intimidad podemos construir en un mundo virtual, donde no somos del todo nosotros mismos? ¿Qué hace nuestro inconsciente informático cuando nos convertimos en cyborgs, en el momento en que una extensión digital de lo que somos genera afectos que no se corresponden a nuestro entorno físico? Este texto forma parte de una serie de curadurías de cámara en un planeta electrónico llamado Second Life. No se trata sólo de una investigación sobre las condiciones de sociabilidad en esta plataforma virtual, sino también de cómo estos vínculos y sus efectos transfiguran nuestros hábitos de este lado del monitor. Es la exhibición de elementos que componen los diarios privados de una existencia transcurrida en dos estados. Ambos muy reales, aunque uno de ellos sea ganado por la intangibilidad.


V. Lo sabés bien: la tecnología, como el arte, comienza en tu cabeza. La investigación (los merodeos, apuntes, apuestas, excursiones, desvíos, encuentros) está en marcha. Y proseguirá en otras curadurías, en un más o menos extenso mosaico narrativo. ¿Nativos digitales, migrantes del mundo físico? Los diarios deslizan la intensidad de estos viajes. Ojalá te contagies y diseñes tu propia exploración. Bienvenido a tu otra cotidianeidad.

Mi texto para la muestra “El diario personal”, que fue pensada como proyecto destinado a concretar un itinerario de exhibición que abarque distintas zonas del país. En efecto, las fechas y lugares que recorrerá esta iniciativa son los siguientes:
CCPE (Centro Cultural Parque de España), Rosario: 5 al 28 septiembre de 2008
MAC (Museo de Arte Contemporáneo), Salta: 5 al 31 diciembre de 2008
Complejo Cultural Santa Cruz: 6 al 29 marzo de 2009
MAC (Museo de Arte Contemporáneo) Bahía Blanca: 17 julio al 16 agosto de 2009.