A ver, a ver, ¿literatura electrónica?
Me viene enseguida a la cabeza una aclaración de Pablo Schanton de fines de los ochenta, a propósito de la construcción de esa tradición eléctrica que avanza desde Hendrix a Sonic Youth. Entonces decía algo así como (cito de memoria) “se trata de esos artistas que invirtieron la ecuación, a los que no les interesaba tanto que una guitarra fuera eléctrica sino que la electricidad produjera una guitarra”.
Cito esto porque se me antoja que es un síntoma recurrente en la contemporaneidad: un efecto tecnológico –y también una cualidad tecnológica- que hace girar los términos y los re-sitúa. Porque ya sabemos: no es lo mismo electronificar (qué palabra tremenda) la literatura que literaturizar la electrónica.
¿Cuántos puntos intermedios advertimos entre un punto y otro? O mejor ¿por dónde empezamos y por dónde queremos seguir?
La parte del programa que me toca en el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (toda la información haciendo click acá) es la siguiente:
Hipermedia
Panel: E-lit: paisajes visionarios
Producir una obra literaria en formato electrónico supone, además de la destreza propia de la escritura, las competencias necesarias para un tratamiento de lo visual, lo sonoro y las artes performativas. Implica, además, el manejo de herramientas electrónicas y programas de software, así como el abandono de la soledad creativa a favor de la interacción grupal. ¿Siempre es atractivo este despliegue de recursos para un escritor, antes acostumbrado a la máquina de escribir, el block de notas o el word en blanco y negro? ¿Qué tipo de perfil de autor está emergiendo a partir de la vinculación entre la escritura y otras artes? ¿Qué distancia hay entre el collage, el préstamo de información, la cita y el plagio?
Nos referiremos a estos temas Leonardo Valencia, Edmundo Paz Soldán, Belén Gache y quien suscribe.
La cita es el próximo domingo 16 de noviembre a las 14 hs.
Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires)
Av. Figueroa Alcorta 341.
