“Soy su fan desde siempre” dijo en varios reportajes el guitarrista de los White Stripes. Para acotar enseguida que la percepción que tiene del espía le resulta indisociable de la música de John Barry. Como sea, desfragmentamos a Bond y lo usamos de modo muy diferente a cómo la hacía Roland Barthes en los sesentas. O Paul Auster, que consideraba que su padre veía en él un ejemplo de masculinidad y elegancia. James Bond es una estética, un estilo en marcha. Malcom McLaren lo retrató maravillosamente en su inolvidable Paris.
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Entonces sostuvo que Bond es una marca estética, como puede serlo Erik Satie, Velvet Underground, Catherine Deneuve o Syd Vicious. Un icono cultural que a diferencia de los citados es un personaje de ficción que se reinventa en cada entrega.
Insisto, James Bond es también sus soundtracks. Y Jack White esta vez apostó alto. Un dueto con Alicia Keys en un hit impecable. White: “James Bond también es el nombre de una familia de grandes compositores e intérpretes a la que me encanta pertenecer.”