El acuerdo entre el Museo del Prado y Google abre otra era para el arte
La pintura amplía su público, aunque el método no sustituye la visión directa.
Por Andrew Hax para Clarín
Google comenzó su vida el 7 se septiembre de 1998 como un aparentemente sencillo buscador de contenidos de la Web. En ese momento nadie hubiera sospechado de las enormes ambiciones de sus fundadores, Larry Page y Sergey Brin, dos jóvenes estudiantes de doctorado de la universidad de Stanford. Hoy, después de solo una década, Google -aparte de ser una marca reconocida internacionalmente- es una empresa que apunta a convertirse en una especie de Biblioteca de la Alejandría del Siglo XXI almacenando todo tipo de contenidos desde libros (a través de su iniciativa Google Books), mapas (su extraordinario programa Google Earth) y material audiovisual (con su compra del popularísimo You Tube). El más reciente paso en este intento de "democratizar el acceso de la información y la cultura", como Google mismo define su gran meta, ha sido una asociación con el Museo del Prado llamada Obras maestras del Prado en Google Earth que se inauguró hace quince días. La alianza permite ver 14 de las obras más importantes del museo en altísima resolución (en una nitidez 1.400 veces mayor de la que se conseguiría con una cámara digital de 10 megapixeles) y ver los detalles de las obras como si uno estuviera parado delante de ellas con una poderosísima lupa.
En la inauguración del proyecto el director del Prado, Miguel Zugaza enfatizó que esto coloca a la histórica colección en la vanguardia de la tecnología. Es el primer museo que da acceso a sus obras por Internet en alta resolución. Explicó Zugaza: "Con un realismo prodigioso, se universaliza el conocimiento de las obras. Disponemos ahora de una herramienta deslumbrante para investigadores, docentes y amantes del arte."
Las 14 obras que integran esta pinoteca virtual y digital son: La crucifixión, de Juan de Flandes; El caballero de la mano en el pecho, de El Greco; Las Meninas, de Velázquez; El sueño de Jacob, de Ribera; 3 de mayo, de Goya; La Anunciación, de Fra Angelico; El cardenal, de Rafael; El emperador Carlos V, a caballo, en Mphlberg, de Tiziano; Inmaculada Concepción, de Tiépolo; El descendimiento, de Roger van der Weyden; El jardín de las delicias, de El Bosco; Las tres gracias, de Rubens; Autorretrato, de Durero, y Artemisa, de Rembrandt.
La selección, explicó Zugaza, fue consensuada entre los expertos del museo y fue limitada a solo catorce: "Me gustaría que el proyecto hubiera incluido el millar de piezas de la colección del museo, pero por el momento es imposible." ¿Por qué? El trabajo de digitalizar las obras llevó siete meses. Clara Rivera, la creadora y directora del proyecto, explicó que para conseguir la nitidez alcanzada hizo falta sacar más de 8.200 fotografías que después se ensamblaron como un "puzzle gigante."
El director de Google España, Javier Rodríguez Zapatero, celebró la asociación declarando "Este proyecto supone un nuevo avance en la democratización del acceso a la información y la cultura. Acerca el arte a todo el mundo sin importar en que lugar se encuentre y gratis." Zugaza admitió que nada sustituye a la contemplación directa de los cuadros" desde donde se capta "el alma" de cada obra. También opinó que los pintores originales estarían "fascinados" y "aterrorizados" al contemplar sus obras en la pantalla de una computadora.
¿Cómo es visitar el Prado Virtual?
El primer paso para disfrutar de esta innovación de Google y el Prado es bajarse el programa gratuito Google Earth en el sitio http://earth.google.es/. Este programa le permite al internauta "volar" sobre la tierra entera accediendo a imágenes satelitales del planeta de una manera que antes solo se veía en películas de James Bond. Ingresando "Museo del Prado" en el buscador del programa uno desciende desde el espacio hacia Madrid como un astronauta kamikaze llegando a ver hasta las copas de los árboles y las sombras que tiran por las veredas de la ciudad. Una vez allí, haciendo "clic" sobre el museo la mirada del navegador se inclina a unos 40 grados y uno ve una representación del museo en tres dimensiones como si estuviera dentro de un videojuego o un mundo virtual como Second Life. Entrando en el museo se presenta un menú visual con las 14 obras. El primer clic la muestra entera; cada clic le acerca uno más y más a la obra permitiendo armar encuadres micro-detallados y ver hasta la topografía de la obra como los pliegues, las arrugas y grietas del lienzo.
La obra que mejor se presta a este juego cibernético es El jardín de las delicias del Bosco pintado a mediados del siglo XVI. Un óleo tríptico de 220 cm x 389 cm en su tamaño original, representa una fantasmagórica visión de la tierra, el cielo y el infierno en una lúdica y casi abrumadora despliegue de figuras miniaturas. Entrando en los detalles, uno puede jugar a componer decenas de mini cuadros desde la totalidad de la obra.
En 1990 Bill Gates, el hombre más rico del mundo de ese momento, anunció que estaba construyendo la casa de sus sueños en Medina Washington. Uno de los detalles que más llamó la atención fue que las paredes de su mansión estarían provistas con enormes pantallas de alta definición las cuales mostrarían versiones digitalizadas de las grandes obras de arte de la humanidad. Ha que recordar que en aquel entonces los celulares aun pesaban casi medio kilo y Internet aun no había llegado al público masivo. La idea de poder poseer, aunque fuera digitalmente, una Mona Lisa o un paisaje de Van Gogh para el living parecía un sueño accesible solamente al hombre más rico del mundo. Ahora cualquier persona con una PC conectada a Internet puede vivir ese sueño.
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