sábado, 18 de julio de 2009
Una enciclopedia a 24 fotogramas por segundo
Investiguemos un poco en la paráfrasis a la célebre sentencia de Godard: ya no resulta nada pertinente hablar de mentiras o verdades. No teniendo en cuenta lo que su compatriota y antropólogo Marc Augé viene anunciando desde hace tiempo: una nueva repartición entre lo que aún denominamos realidad y ficción.
Cada fotograma un cuadro. No voy a referirme a una película que no vi (ni siquiera se estrenó) ni (por la misma razón) a la eficacia del guión de la siempre astuta Diablo Cody o al protagónico de la promocionadísima Megan Fox. Sino a los linkeados que cada fotograma dispara.
La crítica en general (y la cinematográfica no es la excepción) se funda precisamente en eso: investigar en las referencias. Referir, remitir: hundirse en los sentidos que la obra produce y construye. Y dispararlos más y más allá. La secuencia de fotogramas desplegada en este posteo dura menos que un suspiro (chequeen el trailer de la película acá). Sin embargo, ya lo sabemos, todo esa información es procesada por nuestros sentidos.
También aparece en este otro trailer (click acá).
Todos estos días mi memoria volvió a pasear a Mario Praz en súbitas remembranzas. Quizás en las ganas de releer un libro que me fascinó hace dos décadas y que ya no tengo y que muero por releer: La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica, de Mario Praz.
No vi la película (sólo los trailers) y una fugaz (y pregnante) secuencia enlaza en mi cabeza toda una enciclopedia de referencias sobre las que Praz ensayó como nadie. El bosque, el doble, la juventud, la cadena deseo / sexo / muerte, el mal, la corrupción y atrocidad de la belleza, la inmadurez, el horror, los mandatos infernales, las apariencias que no engañan en una película que lleva el título de una canción de Hole, el grupo de Courtney Love.
Escribo “enciclopedia” y en realidad no quiero referirme a un proyecto libresco, sino a su devastación: la infoxicación. No existe enciclopedia que contenga la cantidad de datos (de información) que obtenemos en segundos en la web. La acumulación de referencias que acopiamos en apenas unos minutos fatiga hasta el recuerdo de los recursos que poseíamos hasta hace apenas unos años.
Disponibilidad. Tanta información ¿sobre qué, para qué? Lo cierto es que circula, ahí está, que se comporta de una manera diferente.
Cada vez más, el trabajo crítico no implica tanto las remisiones a tal o cual corpus, sino a las consecuencias trazadas por las incesantes rutas de información que atraviesan una obra. Es entonces cuando los movimientos se vuelven lentos.
Infinitamente más pausados que los frenéticos mordiscones del insaciable demonio de las imágenes.
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