martes, 6 de octubre de 2009

Somos combustible


Ya. Tanta teoría aplicada a Matrix aburre. Mucho. Pero necesito volver a señalar este punto. Matrix pone en escena una pregunta escalofriante sobre los futuros modos de obtención de energía. Podríamos enunciarla así: ¿cuál será la fuerza motriz que dentro de muy poco alimentará al mundo? La respuesta (como no podía ser de otro modo) no resulta nada amable: en la ficción de los hermanos Wachowski es la mismísima biología humana la que se transforma en un dínamo de energía para las máquinas dominantes. Esto es, nuestros órganos como combustible, nuestros cuerpos funcionando como baterías.
Pero eso no es todo: para que esto sea posible, más máquinas (software mediante) reinventan nuestra realidad, moldeando nuestras percepciones a su piaccere . Así, realidad y ficción se funden en un conjunto indiscernible que actúa básicamente al modo de potente analgésico para nuestro sistema nervioso.
Esta promocionada fábula ¿no podría ser considerada un capítulo nodal en la extensa tradición de imagicidios que nos ocupa?