lunes, 21 de diciembre de 2009

Narrativas

Fragmento de una histórica entrevista a Wu Ming 1 en torno a New Thing


¿Qué tipo de intervención se propone realizar sobre el campo literario (si es que se propone realizar alguna)? ¿Qué tipo de intervención sobre el campo social? ¿Cómo piensan la relación entre ambos campos? [aunque probablemente sean preguntas que ya deben haber contestado infinitas veces]


WM1. Es necesaria una respuesta muy elaborada, un poco de paciencia.
Para nosotros cualquier narración es comunicación social, es "intervención". Incluso la novela escrita en nombre del arte-por-el-arte es comunicación social, ya que transmite un mensaje de ausencia de compromiso, exhorta a replegarse a una cierta dimensión percibida como extra-social. La cuestión es que ninguna dimensión es "extra-social". Negar esta realidad no lleva a ninguna parte, más vale ser conscientes de ello, también en el momento de escribir. No es cuestión de escribir novelas "de tesis", "a chiave", propagandísticas. Hemos visto ya muchas, y no es eso lo que sirve. Pero entre la propaganda y el arte-por-el-arte existen infinitos puntos, articulaciones, gradaciones, aventuras, experimentos y resultados. A una novela yo no le pido seguridades, no pido que refuerce convicciones que ya tengo: espero de la novela una desestabilización, aunque sea sutil pero que exista. La novela es perturbadora o no es. No quiero que se me diga que los malos son malos porque son malos, y que los buenos tienen razón. Quiero relatos sobre la crisis de los "buenos", sobre el punto de vista de los "malos", sobre los obstáculos y los replanteamientos, sobre las pruebas a superar, sobre los desafíos que fundan cosas y las victorias que hacen perder la cabeza y llevan al desastre. En suma, quiero la posibilidad de una épica, y quiero que se meta mano a la tragedia. Sólo si hay todo esto, en mi opinión, se puede hacer una escritura de valor social y político sin envilecer la forma-novela.
[Dicho esto, Virgilio escribe la Eneida bajo encargo político directo, y la concibe como una obra de propaganda, ni más ni menos. Sólo que era Virgilio, y su escritura ha trascendido la intención inicial, entregándonos una obra maestra que "sigue en pié", influyéndonos mucho más allá de lo que Augusto esperaba que ella. En definitiva, nunca se sabe :-)]


Pero existe un error de fondo cuando se habla de utilización de la "realidad" en la literatura. Algunos creen que, en este contexto, por "realidad" se entienda un contexto material, y que recurrir al mismo signifique ser "objetivo", llevar a la literatura "las cosas como son". Esto es imposible, la literatura puede mirar a la realidad sólo como a una enésima dimensión textual. La "realidad" que se usa en literatura es el conjunto de textos externos a aquello que se está escribiendo, preexistenes al mismo. Las fuentes que están "ahí fuera", esto es, los documentos, los flujos de información y mediáticos que terminan en la escritura. La "realidad" que se puede usar en literatura es la crónica de periódicos y televisión, es la historia encontrada en los archivos, es el correo que me ha mandado Amador, es la performance de Leo Bassi que he visto en Barcelona. Son, de cualquier manera, textos, y la literatura los usa como tales, se relaciona y se inspira en ellos como tales. Lo real es "textualizado", por usar una expresión del teórico del cine Maurizio Grande. No se puede llevar a la literatura la cosa-en-sí, "objetivamente", si no sólo el modo en el que es narrada en lo real textualizado. Todo el debate sobre el "realismo", sobre qué tipo de literatura sea más o menos "fiel a la realidad", es una pérdida de tiempo. En nuestras novelas a veces incluso utilizamos elementos sobrenaturales y no por ello, haciendo esa elección, "huimos de la realidad". Quizás, en alegoría estamos afrontando la realidad mejor que quien ha elegido un enfoque convencionalmente reputado como "realista".
o que me gustaría producir es un estado de alerta positiva. Puede suceder que una obra artística aumente la conciencia sobre un problema y espolee su resolución. Que después se consiga resolverlo, es otra cuestión, y va más allá de lo que puede hacer la literatura. Pongamos por ejemplo la novela por entregas decimonónica, el feuilleton, que pone a la opinión pública francesa frente a las condiciones de vida de los barrios pobres, y lo hace con tal clamor que induce al parlamento a aprobar una ley anti-feuilleton.


La ficción, por lo demás, puede imaginar "la peor hipótesis" y así servir de admonición, para conjurar empeoramientos ulteriores de nuestras condiciones. Si durante el cuarantenio de la guerra fría no hemos sido aniquilados por las armas nucleares, es en parte porque la opinión pública era constantemente puesta en alerta con escenarios de apocalipsis, narraciones post-atómicas, películas y novelas sobre una humanidad superviviente abrasada por las radiaciones. La primera retransmisión televisiva de The Day After, el telefilm de 1983 sobre la catástrofe nuclear, fue vista por cien millones de personas. En Italia se distribuyó en las salas de cine y fue el tercer mayor éxito de taquilla de la temporada. Allá donde llegó, desencadenó ardorosos debates sobre el rearme nuclear. La calidad de aquella película era más bien mediocre ... Pero tuvo una función, incrementó la conciencia. Mira también The dead Zone, de Stephen King, donde se pregunta si es más ético dejar que salga elegido un presidente belicista o !matarlo durante la campaña electoral! Sin una opinión pública constantemente aguijoneada en este sentido, ¿quién puede decir que Nixon o Reagan o Brezhnev no hubiesen usado antes o después la bomba atómica? Sin el estigma social de sus acciones, un gobernante hace lo que le sale de los cojones. A menudo lo hace incluso con el estigma, así que imagínate ...
Lo importante, repito, es evitar el malentendido sobre "realismo", pensar que la literatura "comprometida" deba "narrar la realidad" de un modo "objetivo". La denotación, en definitiva, De otra manera, se producirán expresiones planas y se traicionará lo específico de la literatura que, al contrario, es el trabajo en torno a la connotación, esto es, en torno a los sentidos figurados, a las metáforas, a la alegoría. En torno a la poesía de las cosas. Nosotros somos escritores, no creadores de planfletos. Sólo teniendo presente esta banalidad de base se podrá hacer una contribución civil, política y social sin producir .... basura.