viernes, 19 de marzo de 2010

Desaparecido


Un día, de un momento a otro, centenares de pequeños textos (acotaciones, mini reflexiones, complementos de sentido, pistas) dejaron de ser visibles. ¿Podrán recuperarse? Nadie lo sabe. Blogger aún no dio respuestas. Y por cierto, no soy el único al que le sucedió.


Cada blog tiene su dinámica, su modo de existencia. Para el Cippodromo, el diálogo por medio de comentarios es clave. Los posteos no son más que linkeados en forma de texto conector, invitaciones a navegar y a conversar sobre las diferentes conexiones y sus sentidos. Alguna vez Cece del blog Microplacton escribió que yo utilizaba los comentarios al modo de un bloc de notas. Y es muy cierto. Imagínense la incertidumbre cuando, repentinamente, mis anotaciones de más de tres años dejaron de estar en donde estaban siempre.


Fue en la primera semana de este mes. Una semana de trabajo muy intenso, cuando amigos (Diego de Instantes de, Salvador de Faroscopio) me avisaron, via mail, que el Cippodromo no estuvo disponible durante casi un día. Aparecía como borrado. Por suerte, del mismo modo en que había dejado de estar disponible, volvió a su estado habitual. Perdón: casi habitual. Todas mis intervenciones en los comentarios habían desaparecido. Desde el primero de los posteos. Es más, Fabiana de Artilunio me puso en aviso de que los comentarios que durante años dejé en su blog también habían desaparecido.


Si hay algo que define a eso que llamamos web 2.0 es la posibilidad de dejar rastros. De acceder a la red y habitarla de otro modo. Blogger fue un modo ejemplar de realizar esta tarea. Pero hasta el día de hoy no obtengo respuesta.
Siempre fui un defensor y hasta un fan de Blogger, pero lo cierto es que no dejo de experimentar el desamparo. Ni siquiera una mínima sugerencia sobre qué puede haber pasado. Nada.
Siempre supimos que las cosas pueden fallar.
Pero que lo único que obtengamos es silencio, no es nada agradable.