viernes, 10 de diciembre de 2010

Televisión: cuenta regresiva

El sábado 18 de diciembre cierra la muestra Televisión. El Di Tella y un episodio en la historia de la TV. Si no la viste, el momento es YA.


Hace unos días atrás, el suplemento ADN del diario La Nación publicó una reseña de Diana Fernández Irusta que dice así:

Una muestra de archivo que no derive en el academicismo: tal el desafío que se propusieron Inés Katzenstein y Rafael Cippolini al encarar la curaduría de la exposición Televisión. El Di Tella y un episodio en la historia de la TV , que puede verse actualmente en el Espacio Fundación Telefónica. El objetivo, por cierto, no era fácil: recrear un período de tiempo particularmente intenso (entre 1965 y 1969), en el que varios artistas del Instituto Di Tella incorporaron el dispositivo televisivo en indagaciones que, en su mayoría, redundaron en obras efímeras:performances , happenings e instalaciones de las que apenas quedaron testimonios materiales. "Decidimos no reconstruir las obras -explica Katzenstein-. Lo que intentamos hacer fue restituir lo que habían sido."
La opción es comprensible. Muchos de esos trabajos -concebidos para interactuar con un específico marco temporal y espacial- devinieron en emblemas de una época y de un modo de entender el vínculo entre el arte y la vida que pondría en cuestión cualquier intento de reconstrucción más o menos puntillosa ("en algunos casos preferís el mito que las sobrevivió", bromea la curadora). Pero el hiato también es tecnológico: la mayoría de los equipos televisivos utilizados cuatro o cinco décadas atrás hoy, sencillamente, no existe.


El importante trabajo curatorial deriva, entonces, en dos grandes ejes. Por un lado, la participación de tres artistas invitados (Jorge Macchi, Miguel Mitlag y Andrés Di Tella), que dialogan con el fenómeno televisivo y su impacto en el imaginario expresivo de los años 60. Por el otro, un montaje que, a su modo, propone la inmersión en una época (entre otras cosas, gracias a una selección de emisiones televisivas datadas en ese entonces, cedidas por un coleccionista privado), en un entramado discursivo y en los planteos de obras cuyas huellas pueden rastrearse a partir de la exhibición de diversos documentos ( storyboards , registros mecanografiados o manuscritos, notas administrativas, recortes de prensa), la grabación del testimonio actual de sus creadores y maquetas especialmente realizadas para la muestra por estudiantes de arquitectura de la Universidad Di Tella. Estas últimas, visibles en monitores de televisión, establecen una suerte de doble distanciamiento: no vemos la obra original sino su recreación plástica, así como tampoco vemos la maqueta real sino su fantasma electrónico.

La herencia del Di Tella

Entre los proyectos ¿recreados? ¿citados? ¿evocados?, se encuentran Simultaneidad en simultaneidad , acción de Marta Minujín que transformó el Instituto Di Tella de la calle Florida en un estudio de televisión, y ese ícono de la experiencia pop que es La Menesunda , creación conjunta de Minujín y Raúl Santantonín que incluía un circuito cerrado de TV. El visionado de un film de Leopoldo Maler permite acercarse un poco más a lo que pudo haber sido aquella experiencia de mediados de los años 60.
En otro sector de la muestra, la lucidez presente y pasada de Roberto Jacoby reenvía a la conjunción de inquietud sociológica y pulsión artística. La reflexión sobre los circuitos de comunicación masiva aparece citada tanto en el manifiesto Un arte de los medios de comunicación(firmado en 1966 por Jacoby, Eduardo Costa y Raúl Escari) como en los documentos ligados alHappening para un jabalí difunto , falsa crónica (con fotografías de celebridades incluidas) de una experiencia artística que, a través de los medios, generó la construcción informativa de un hecho que nunca había ocurrido. También está la referencia a Situación de tiempo , instalación con notoria influencia del videasta coreano Nam June Paik que David Lamelas realizó en 1967. Entre las "perlas" de archivo se encuentra la misiva que Enrique Oteiza, director del Instituto en ese momento, le envió a Julio Llinás, gerente de promoción y publicidad de Siam Di Tella, en la que le solicitaba los 17 televisores que requería la obra de Lamelas.


El impacto cultural de la televisión también emerge en Mr. Músculo , de Jorge de la Vega, y en dos obras de técnica mixta realizadas por Luis Felipe Noé en esa misma época: Nuestro señor de cada día (con el rostro de Cristo enmarcado en un monitor) y Understanding TV (pieza que asume la pantalla catódica como una superficie ambiguamente refractaria).
Invitado a la exhibición y con unos cuantos puntos en común con el tema propuesto, el cineasta Andrés Di Tella presenta una instalación que homenajea la figura de Marta Minujín a la vez que ancla en la propia historia del realizador. La articulación es simple: hay dos pantallas enfrentadas; en una, un primer plano de Minujín; en la otra, un zapping televisivo. Mientras el flujo mediático alterna ficciones, titulares catástrofe, dibujos animados, asesinatos, conflictos sociales y proezas deportivas, el rostro de la artista -el reflejo del monitor asomando por detrás de sus anteojos- permanece impasible. ¿El efecto anestésico que tanto crítico cultural pronosticó ante la avalancha de imágenes?
Miguel Mitlag, otro de los artistas invitados, retoma ciertos lineamientos de la obra de Lamelas -Situación de tiempo- para aludir a la repetición perceptiva por medio de una situación escenográfica (el montaje de tres esquemáticos estudios de TV).


Finalmente, Jorge Macchi, al centrar la mirada en las páginas web que rastrean la decadencia del equipo de rayos catódicos (con fotografías de televisores rotos o arrojados en basurales), pone el acento en una cuestión de estricta actualidad: la "caída" de la imagen electrónica y su anunciado relevo a manos del formato digital. En todo caso, un anclaje en sintonía con una exposición que, más allá de la cita y el homenaje, también representa un punto de partida para nuevas indagaciones sobre la imagen y su circulación masiva. (Hasta acá la nota de ADN).

Alicia de Arteaga también realizó una reseña de la inauguración en su blog.

Jorge Zuzulich escribió un ensayo muy recomendable para Arte al Día, que comienza así:

"A mediados del siglo XX, en el contexto internacional, la televisión produce una nueva modificación productiva y receptiva de relevancia. La “novedad” del directo trae consecuencias en una vertiginosa sociedad definitivamente instalada en el marco de la cultura de masas.

La idea de programación domina su constitución, esto es diversas franjas horarias ocupadas con producciones acordes al target de televidentes. La aparición de la posibilidad de registro, esto es del video, y su posterior democratización a partir de la puesta en circulación de los equipos portátiles de videoregistro, puso a disposición de artistas provenientes del campo del arte conceptual la posibilidad de pensar en imágenes, algunos contra el medio televisivo y otros expandiendo sus posibilidades expresivas.

Es en esta situación de fricción en la que “nace” el video-arte, más específicamente ligado a dos acciones Fluxus: Exposition of Music- Electronic Television, de Nam June Paik, realizada en marzo de 1963 en la Galería Parnass (Wupertal) y la acción Entierro de un televisor de Wolf Vostell en mayo del mismo año. Otro de los hitos fundantes del nuevo medio es la exposición colectiva TV as a Creative Medium, en la Howard Wise Gallery (New York) durante 1969." Se la puede seguir leyendo acá.



Eduardo Villar publicó una reseña en Trastienda Plus (hacer click acá) y Vanesa Vicencio Dubost para El Leedor (ver acá).

El diario Clarín y la revista Ñ editaron dos análisis muy buenos de Marina Oybin que ya posteamos en el Cippodromon y que pueden releerse acá y acá

También El Argentino dio cuenta de la exposición en esta nota.


La nota posteada en Juanele también me parece ajustada y tiene muy buenas fotografías. No se la pierdan. Puede leerse acá.

Andres Di Tella y Cecilia Szperling también dedicaron entradas a la muestra y sus obras. Por ejemplo acá, acá y acá.

Por último, quiero realizar una mención especialísima a dos joyas: las inmersiones que dos de mis blogs favoritos, Artilunio y Microplacton acometieron con la exhibición. La visión de Fabiana Pérez que puede leerse acá es muy recomendable, así como su registro visual que puede visitarse acá.

Cece es autora de otro de los recorridos que seguí con más placer (ver acá). Ambos posteos -y ambos blogs-, especialmente recomendados. (Emocionante el diagrama del inefable Teodoro Placeres).



Las imágenes que ilustran este apresurado resumen pertenecen a las dos últimas fuentes citadas.