domingo, 10 de agosto de 2008

Tribus reeditadas


Las tribus urbanas se reinventan infatigablemente, generan otros ritos y diseñan otros mitos, aprenden a programarse y a linkearse a velocidades inéditas, balbucean lenguajes que suenan muy reconocibles en su extrañeza mientras resetean los modos simbólicos de la ciudad que usan.
Cada tribu tiene su estética low tech (de la que luego se alimentan todas las modas) en ese lugar común que es la web 2.0, porque ante todo, son tribus anfibias. Comparten y modifican una misma edición de la realidad.

Kwame Anthony Appiah (foto): “Durante la mayor parte de la historia humana nacimos en sociedades pequeñas formadas por unas pocas veintenas de personas –grupos de cazadores recolectores-, y en un día como cualquier otro sólo veíamos a quienes conocíamos casi desde siempre. Todo lo que comían nuestros antepasados, toda la ropa con que se vestían, todas las herramientas que usaban, todos los templos donde rezaban eran hechos por los miembros de ese grupo. Sus conocimientos provenían de los antepasados o de su propia experiencia. Ése es el mundo que nos configuró, el mundo en que fue formada nuestra naturaleza. Ahora bien, si camino por la Quinta Avenida en Nueva York un día como cualquier otro, veré muchos más seres humanos que los que la mayoría de esos cazadores recolectores prehistóricos veía en toda su vida. (…) Toda la gente que poblaba la Atenas clásica cuando murió Sócrates, a fines del siglo V. a.C., cabría hoy en unos pocos rascacielos.”

Las tribus hoy se superponen, generan idiolectos dentro de un mismo idioma, pero por sobre todo se conectan y batallan con softwares que fragmentan más y más sus identidades.