Hace semanas que vengo tomando apuntes sobre Oligatega Numeric. Muchos. Recién ahora estoy tratando de darles un orden. Sobre todo para entender un poco más el sistema de lo que hago. Algunas frases se fueron colando en el Cippodromo, en los últimos posteos. De todo lo que leí sobre ellos, lo único que rescato son dos ensayos que escribió Inés Acevedo (incluso cuando me da mucha gracia su categorización de “críticos”) y algunas breves epifanías de Mao y Lenin. Pero lo cierto es que ayer inauguraba su muestra y tenía ese tremendo cúmulo de notas (una pequeña biblioteca) sin un orden preciso. No es la primera vez que me pasa. Hace ya once años tuve una experiencia bastante en sincro, con una exhibición de Jane Brodie que me llevó a escribir muchos cuadernos; años después publiqué una mínima selección de estos apuntes en ramona. Pero esta vez decidí hacer algo diferente. Escribí un texto que está casi en las antípodas de mis notas y lo propuse como catálogo - trailer, como breve narración de avance. Mientras tanto, pienso en cómo darle una dirección a lo que ya tengo (y sin dudas seguirá creciendo). ¿Un pequeño libro? ¿Un sitio web? ¿Ensayos dispersos aquí y allá? ¿Todo esto junto? Ya veremos.
Por lo pronto, va el texto-trailer.
Pictocromosis
El código fuente de Oligatega Numeric
Trailer
¿Usted lo ve desenfocado?
¡Continúe así!
Bernard Desanti
Su cuerpo es el mismo.
Es el espejo el que está raro.
Italo Raddatz
Podría hacerlo fácil y ensayar algunas líneas sobre lo que ya sabemos. Un examen rápido, parafraseando lo que ya se escribió y agregándole para la ocasión algunas precisiones.
Por ejemplo:
En líneas generales
Uno. Oligatega Numeric elige no definirse más allá de sus propias narraciones diseñadas por ambientes alterados, objetos intervenidos, sonidos procesados, y un glosario siempre excedido de conceptos inventados. Mediados siempre por una mitología inestable (o mejor: una morfología tensionada por un relato de textura lisérgica) sus propuestas son puro estímulo: un rompecabezas sensorial con mucho de ciencia ficción e imaginario de subculturas.
Dos. Por otra parte, su biografía dice que se trata de un grupo conformado por cuatro artistas multimedia que rondan los treinta años (hubo un quinto miembro que se alejó hace un tiempo), formados hace una década, la mayoría de ellos egresados de la Escuela Prilidiano Pueyrredón y que formaron parte de la última edición de la Beca Kuitca. También que actúan por separado (sus intervenciones solistas son muy reclamadas, así como sus plataformas fractalizadas, p.ej. Mecto y Fósforo líquido) y que en los últimos años, con distintos integrantes e invitados, formaron varias agrupaciones de rock, punk y noise (Rondamones e Hipnoflautas son las más conocidas).
Tres. En tanto narradores, sus exhibiciones tienen la estructura de capítulos de una saga, cuya continuidad temática, plagada de metáforas herméticas (con títulos como Silencio Modular, Crimental Kitchinet, oldujici olkohdu conscienzoids o Maravilla Tecknovilla), lo cual no les ha impedido infiltrarse en medios masivos y eventos de moda como MTV o Creamfields. En todos y cada uno de los casos, plagados de dosis altísimas de diversión e inquietud. Si el trance habitualmente se entiende como trayecto y duración, en sus propuestas se reconfigura en tanto alteración espacial: sensorialidad desquiciada. Nunca más efectivo el apotegma: “el arte invariablemente barbariza la tecnología”. Sus ambientes parecen museos de ciencias naturales alienígenas (o laboratorios) cuyas vitrinas (o incubadoras) hubieran estallado.
Cuatro. El origen de su universo ficcional parece centrado en un monstruo amorfo de condición indefinida, que según cada escena (exhibición, intervención) fue adoptando denominaciones diversas, ya Mobo6 o El Enorme. En el mejor reporte que leí sobre el tema, Inés Acevedo conjetura: “En realidad esos monstruos eran emisores o medios de comunicación frustrados. Lo que pasaba era que nadie era capaz de entender el mensaje. Lo cual no significaba que ni hubiera un mensaje que al azar significara algo. Como el teorema del millón de monos que dice: ‘si dejáramos a un millón de monos en una oficina, enfrente de máquinas de escribir, durante miles de años, ¿acaso no podría haber uno, que tarde o temprano, por casualidad no escribiera Hamlet?’”.
Si hubiera elegido este camino, sólo me hubiera faltado agregar un párrafo sobre la muestra que hoy nos convoca (El Enorme en Pictocromo) y señalar en pocas líneas que si bien en esta oportunidad Oligatega Numeric optó por formatos mucho más tradicionales (una parte substancial de la exhibición está conformada por pinturas) en verdad no se trata más que de otro ejercicio de desnaturalización exacerbada, de distintas sumatorias de ejemplos de biología mutante que podrían sintetizarse en el interrogante “¿Cómo una fantasía colectiva se reconfigura y potencia en la descomposición de lo físico?”. Definitivamente, sus pinturas nos resultan tan extrañas, o más, que las instalaciones y ambientaciones que ya conocíamos.
Pero lo cierto es que jamás escribiría algo así. No es mi estilo.
No me saldría bien. Además, ha sucedido algo.
El Enorme ya no es un emisor de comunicación frustrado.
O no del todo, ya que logré capturar su mensaje.
Y se trata, ni más ni menos, que del Código Fuente de Oligatega Numeric.
¿Quieren leerlo?
¿Realmente desean conocerlo?
Lo más probable es que ellos lo nieguen todo, pero éste es.
Muy bien: ahí vamos.
El Enorme es un koan de Mobo6.
Y Mobo6 es el egregor manifestado por un Oligatega.
Un Oligatega es un mamífero que suele dejarse ver en algunos campos de golf.
Se trata de un koan particular: un koan ergonómico.
No sólo: su ergonomía es morfodélica.
En tanto presencia espacial, actúa por vibraciones.
(Continuará).
Suplemento
Apéndice terminológico
Koan: Un kōan (公案; Japonés: kōan, Chino: gōng-àn) es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al novicio para comprobar sus progresos. Muchas veces el koan parece un problema absurdo, ilógico o banal. Para resolverlo el novicio debe desligarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras. Quizá el koan más famoso es aquel en el que el maestro da un aplauso y dice: "Este el sonido de dos manos, ¿cuál es el sonido de una sola mano?" (según tradición oral atribuida a Hakuin Ekaku, 1686-1769, considerado el recuperador de la tradición de los koan en Japón). Este koan también es famoso en la cultura occidental por habérsele dado un buen número de respuestas espurias o incorrectas tales como: chasquear los dedos, el silencio de mover una mano en el aire, darle una bofetada al profesor, poner la mano debajo del sobaco para hacer ruidos ofensivos, etc.
Egregor: “Egregor” [Del griego Egregoroi] significa velar. Egrégora también proviene del mismo término y designa la fuerza generada por la sumatoria de las energías físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con cualquier finalidad. (…) un ente primordial formado por una agrupación de almas en un todo de sustancia mental o psíquica. Los antiguos consideraban a la Egrégora un ser vivo con fuerza y voluntad propias generadas a partir de sus creadores o alimentadores pero independiente de las de cada uno de ellos. En el plano racional a los Egregores se les entiende como formas psíquicas que tienen que ver con estados de conciencia humanos. Es un 'ser psíquico' de carácter colectivo; un campo de influencia común, es un fluir sutil, invisible y elástico que ocupa espacios y que transmite energías creadas por un modo de pensar, de sentir o de actuar de los seres humanos. Es un “ente” real, sensible y actuante, aunque imponderable, que permite tener a los corazones sintonizados.
Ergonómico: adj. Perteneciente o relativo a la ergonomía. Ergonomía: (Del gr. ἔργον, obra, trabajo, y –nomía). F. Estudio de datos biológicos y tecnológicos aplicados a problemas de mutua adaptación entre el hombre y la máquina.
Morfodélica: adj. Perteneciente o relativo a la morfología psicodelizada. Psicodelia: es la adaptación al español del inglés psychedelia, un neologismo formado a partir de las palabras griegas ψυχή, "alma", y δήλομαι, "manifestar". La palabra psicodélico fue inventada por el psicólogo británico Humphry Osmond y significa "que manifiesta el alma". Ajustándose a esa definición, todos los esfuerzos por proyectar el mundo interior de la psique pueden ser considerados, en un sentido amplio, "psicodélicos". Sin embargo, cuando se habla de psicodelia suele aludirse a una modalidad artística muy concreta: el arte psicodélico, sobre todo pictórico y musical, que se desarrolló a partir de los años cincuenta del siglo pasado. Este tipo de arte se caracteriza por evocar las vivencias propias de la experiencia psicodélica: sinestesia, alteración de la percepción del tiempo y del sentido de la identidad, empatía, etc.
Vibraciones. Matemática de los Egrégores. “(…) Una característica fundamental del Espacio es su estado vibratorio. Todo el Universo manifiesto existe de acuerdo a leyes de frecuencia vibratoria. Todo lo que existe ha sido creado y se crea por el Sonido de un Ser --Inmanente y Trascendente-- que habiendo substanciado al Universo con un fragmento de Si Mismo, permanece.”
Oligatega Numeric: El Enorme en Pictocromo
Del 14 de octubre al 12 de noviembre
Daniel Abate GaleríaPasaje Bollini 2170
dag@danielabategaleria.com.ar
http://www.danielabategaleria.com.ar