Hubo un tiempo en el que las enciclopedias fueron una intervención cultural revolucionaria, una desmesurada y combativa declaración de principios. Bueno, ese tiempo también es hoy, salvo que ya no tenemos una enciclopedia sino centenares de ellas. Es más: sospechamos que cuando decimos “enciclopedia” más bien nos referimos a un tipo de lectura, a la incursión en un paisaje-archivo de textos muy expandido, e invariablemente ganado por una creciente sensación de intemporalidad: un tiempo suspendido. Las enciclopedias a menudo se convierten en “otra cosa”, en ese territorio fabuloso minado de voces de todo tipo batallando entre sí.
Esta es la sensación que me persigue cuando regreso a los tantísimos ejemplares de la revista Sur. Centenares y centenares de nombres, referencias, de mundos. Claro, la distancia con esos volúmenes es para nosotros enorme y en ese bosque nos gusta perdernos.
El ¿azar? quiso que la publicación de la inefable Victoria me alcanza en estos días por partida doble: mañana miércoles 8, a las 19 hs en el Centro Rojas (Av. Corrientes 2038) compartiré mesa con Juan José Sebreli, Eduardo Paz Leston y Daniel Molina en coordinación, y me referiré a apuntes que vengo tomando hace tiempo sobre el papel de las artes visuales en las páginas de la sobreextendida revista.
Por otra parte, hacia fin de mes Cecilia Pavón está organizando unas jornadas en Villa Ocampo con el tan familiar título de “Culturas Anfibias”, que me tienen por demás entusiasmado. Ampliaré muy pronto.
