lunes, 24 de noviembre de 2008

¿ Mussorgsky se merecía semejante abuso?

Sobre Cuadros de una exposición, de Alfredo Prior y Nahuel Vecino

El hombre es un animal sociable, y no podría ser otra cosa
Modest Petróvich Mussorgsky

¿ Mussorgsky se merecía semejante abuso?
¡Por supuesto que sí! Y mucho más también.
Pero atención, porque se trata de un atentado extremadamente erudito.
Pasemos revista.
Ya sabemos que estos pintores son muy muy raros. Tan tautológicos y desubicados que dice la leyenda que les propusieron realizar un fresco retratando el Hermitage de San Petersburgo y de inmediato le agregaron dos colosales y marplatenses lobos marinos. Y lo que es peor: después los hundieron en una gran pecera repleta de formol con sus desafiantes hocicos hacia al espectador a modo de desproporcionado y arrogante souvenir.
La leyenda rezaba: “Recuerdo no del todo feliz.” ¿Habrá que creerlo?
¡Si ya pusieron en remojo varias catedrales! “Al fin de cuentas”, dijeron entonces al unísono “la culpa la tuvo el excedido Debussy”.


¿Qué militante desfachatez los empuja a recordarnos que la bruja Baba Yaga es nuestra Gioconda, aunque con bigotes aún más altivos?
A falta de los colosos del popular balneario, nos topamos con ese promocionado escualo calcado del éxito de taquilla de Spielberg.
El estilo italiano, por su parte, nos llega desde la sugestiva cubierta de un vinilo ¿hasta donde quieren llegar?
Un Bomarzo danzante. Hasta se dice que hubo un perfil de Tolstoi que se hundió como un Titanic tuliano.
No se privan de nada. Todo el pasado redireccionado ante nuestras narices.
Un engendro de percepción cosaca, briosa y jadeante. La Gran Puerta de Oro de Kiev en el mussorgskiano desconcierto de la Pampa húmeda. Un folklore terrorífico. Y todo con esa docta suavidad de un Calypso Promenade.


En ésta, el tropos resulta tan exagerado y perverso que las escenas captadas por sus lienzos prosiguen la inversión de la carga histórica. Ahí adivinamos ese génesis macabro: Mussorgsky reescribiendo una pieza de Waldo de los Ríos. Caleidoscópica composición que a veces suena como el Orpheus de Monteverdi, otras como Jesús Children of America, de Steve Wonder, y sólo a veces como Black Magic Woman del afiebrado Santana.
Pintura cuadrafónica.
Rusia In Concerto.
Pampa y circunstancia.
Steampunk siberiano.
Patagónico Bolshoi.


Es que para ellos Mussorgsky es un recurso: un desafiante instrumento ruso. Así como en el pasado Prior se extralimitaba en exquisitas bizarrerías en clave chinoiserie, como también en su barroquismo napoleónico expulsado de época, hoy es el turno de una estrepitosa fantasía zarista, de ese fanatismo estético por demás ucranizante. Algo similar sucede con las pinceladas de Vecino. Sus románticos perfiles ahora parecen compuestos al frenético ritmo de Hotel Bossa Nova, de Michael Sembello en versión de la orquesta rusa Voronezh.
Claro, siguiendo el ejemplo del puntilloso Ravel, ellos reorquestan.
Saborean el borsch de cada trazo.
Que la trama supere al Volga: para bañarse en este río se necesitan algo más que agallas.
¡Vsego nailuchshego!

Fragmentos del texto que escribí para el catálogo de una exposición imperdible.
La cita es en la galería Vasari
Del 19 de noviembre al 30 de diciembre
LU-VI: 11a 20hs
Esmeralda 1357
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
4327 0664 | 4328 5237