viernes, 30 de julio de 2010

El exceso de las formas del mundo


¿Cuántos videos de factura doméstica se suben diariamente a plataformas como Youtube? Todo se filma, todo se registra, todo se instala, todo se comparte.
La visualidad crece desproporcionadamente.
Nuestros otros sentidos orbitan a su alrededor.


No hay nada que no sea alcanzado por la velocidad de un video, que no se observe, que no se capture. Youtube es, ya lo sabemos, una narración de narraciones. También Vimeo y las demás plataformas para video. Un siniestro ocurre en el punto opuesto del globo y ya fue captado por decenas de celulares que lo distribuyeron inmediatamente en la web.


¿Cuántas personas se filman en las situaciones más absurdas y proponen estas “historias mínimas” en internet?
Nuestros sueños y nuestras pesadillas se construyen con esas imágenes tan pixeladas como histéricas.
Tan histéricas que apenas las percibimos en su histeria.