viernes, 6 de febrero de 2009

Metaversos ¿Le Corbusier o Lara Croft?

Exploración, geografías, construcción y diálogo en Second Life


Napoleón: Los usuarios se Second Life se relacionan con las posibilidades del software básicamente por tres razones: primero, por ocio, como sitio de esparcimiento, para entretenerse y sociabilizar, como si fuera un chat expandido, un chat con gráficos 3D. Segundo, están aquellos que lo hacen por razones comerciales y laborales, ya sea en la venta de terrenos o servicios, los abocados a e-learning, o esos otros que consideran a este universo digital como otra dimensión de propaganda más. Desde una candidatura política a la prevención del HIV, desde la difusión de una marca a una denuncia del tipo que sea. Tercero, los que están investigando qué es un mundo virtual, cómo puede evolucionar en tanto herramienta cultural de características únicas.

Dolcemare: Pensándolo desde las razones de sociabilidad, de la concepción del otro, estarían aquellos que buscan divertirse con vos, encontrar un cómplice de esparcimiento. Luego esos que te contactarán con motivo de sus estrategias laborales, ya como cliente, alumno o público, y por último los que están estudiando tus reacciones.


N.: Y también las suyas. La unidad de medida siempre es un avatar. Y volvemos a señalar algo de lo que ya hablamos en otras oportunidades: ¿Qué grado de relativa independencia genera el software? Es una tensión que siempre está en juego: la administración de tu identidad. Creo que este es el punto más conflictivo, el que genera más incertidumbres. ¿Te imponés un guión específico para el metaverso? ¿Pasás de él?

D.: Me gustaría verlo desde este otro escorzo: ¿qué hace un usuario en Second Life? ¿De qué forma traduce sus intenciones en acciones? ¿Cómo genera vínculos, qué es lo que comparte?

N.: Si revisás el menú de opciones que te propone Linden Lab y que encontrás en el perfil de tu avatar, advertirás dos tipos de actividades: las que se orientan al contexto, al entorno. Como construir (ya sea objetos, animaciones, inmuebles, geografías), vender, realizar texturas, modelar y ejecutar script; por otra parte, las vinculadas al avatar, como la organización de eventos y la invención de personajes. Dejo para el final esa actividad tan particular que es la exploración.


D.: ¿Por qué particular?

N.: Me recuerda mucho a la propuesta de un juego como es Myst, al que fui adicto en otra época. También a Tomb Rider. Explorar es navegar por la imaginación de otros, y al mismo tiempo subjetivizarla. Los exploradores históricos indagaban en un mundo geográfico, natural, mientras que un explorador de Second Life lo hace en contextos de diseño, en obras ajenas.

D.: ¿Cómo un espectador que “se hace su propia película” en un museo?

N.: Algo así. De momento las agrupaciones de exploración atraviesan su estadio romántico. Mi primer impulso, cuando visito un sitio virtual que me atrapa, que me interesa mucho, es contactar a su creador. Cada land tiene intenciones, motivos. Es lo mismo que preguntarse el por qué de una obra de arte, de un diseño. Los exploradores, hasta donde sé, no hacen eso. Juegan a ser exploradores, transcriben sus propias sensaciones frente a un sim, se divierten con su propia fantasía. Es algo más con ellos mismos. También es una forma de sociabilizar, de crearse un rol. Todos soñamos con ser Indiana Jones.


D.: Se me ocurre que los exploradores se entrometen con las imaginaciones más desbordadas. En este sentido, un explorador sería la contracara perfecta de los más delirantes constructores de lands. Viéndolo desde la perspectiva opuesta, si vos das rienda suelta a tu imaginación y creás un sitio particularísimo, de los que tanto abundan en el metaverso, estás pensando no sólo en tu propio deleite de materializar tus fantasías en un contexto, sino también en compartirlas.

N.: Exacto. El explorador siempre es un interlocutor con otros tiempos. El constructor descubre su creación en las crónicas de otros. Estoy dando algo por supuesto: todo buen explorador posee una bitácora, un blog.

D.: Ojalá el próximo paso sea el de una sociedad de constructores de mapas. Mapas culturales, quiero decir. Ya no una visión solitaria sino más bien un proyecto colectivo. Particularmente me encantaría acrecentar mi archivo de sitios que ya no existen. Aquellos que sus dueños retiraron de la plataforma.