sábado, 19 de enero de 2008

Blogueando



Hay ideas que son estúpidas por desacertadas en su primera intención, pero que finalmente resultan interesantes en sus efectos.
Hubo un momento en que Charly García y Pedro Aznar convocaron a Enrique Pinti a realizar un disco de rap. La propuesta, desde el punto de vista artístico es por lo menos intrascendente, pero culturalmente no lo es. ¿Qué significa rapear? Es como preguntarse ¿qué significa zapar? Recuerdo haber traducido por encargo un texto de un videoartista italiano de los ’80 que repetía una y otra vez que el zapaba con la cámara. Frank Zappa dirigió y produjo películas, pero ¿podríamos decir que lo que hizo en sus films fue zapar? ¿Hasta dónde abarca un verbo? ¿Cuánto podemos estirarlo?

Me gustan los neologismos mal utilizados. Si Pinti rapea, la malutilización que hacemos del término nos ayuda a pensar ciertos funcionamientos bajos de la cultura, en el sentido de abrir escorzos de pura incorrección.
Un comentario-apostilla de Neocoach me hizo pensar en qué hablamos cuando hablamos de bloguear.

Porque este verbo puede utilizarse retrospectivamente como provocación. Este tipo de desacomodamiento de lecturas (lo que me gusta pensar como rutina de un teórico trash) irrita a los conservadores y me estimula de sobremanera, porque ya no se trata de pensar el trash sino de pensar desde el trash. De aplicar metodología trash en campos que todo el tiempo necesitan parecer serios. ¡Y no hay nada más serio que una buena impronta de conceptos trash!

Me acuerdo de una nota del de Clarín (de uno de los primeros Sí) que se titulaba Punks hubo siempre. (¿Era de Muñoz, no?). Los punks de entonces (mediados de los 80) estaban irritados porque el artículo proponía como punk a Allen Ginsberg, al quien consideraban un protohippie. A los lectores más tradicionales les resultaba una idiotez que se propusiera a Rimbaud en el mismo conjunto cultural que a Syd Vicious. Ahora bien: a esos mismos lectores no les parecía mal que Severo Sarduy, reutilizando el camino de Lezama Lima (incluso pervirtiéndolo) se declarara neobarroco. Lo cual pone en evidencia un complejo de prejuicios enorme.

Ahora comenzamos con esto, con la acción de bloguear por fuera del blog. ¿Cuánto puede durar el blog como tecnología de la cultura? Posiblemente menos que un combinado Winco (para los argentinos, un Winco es un mucho más que un artefacto industrial, para ser toda una categoría estética. Una forma de audio, de escuchar.) Quizá tan poco como un magazine (¿recuerdan ese sistema de sonido contemporáneo al casete que tuvo tan poca suerte?). Pero mientras tanto nos sirve para observar una dinámica de época.
Y para desarrollar ciertas visiones de pequeña escala sobre el mundo.

Este posteo es complemento de éste.